lunes, 20 de junio de 2022

Crímenes académicos.

Roberto Aparici 

CRIMEN FRUSTRADO 

Esa noche de 1989, "el jefe" llamó a cada uno de los miembros  del tribunal  que iba a evaluar mi tesis doctoral para que se suspendiera el acto académico y , de esta manera, "obligarme" a salir de la universidad. 

El "jefe" también me llamó a mi para que no me presentara a la mañana siguiente, argumentando que debía mejorar la tesis  sobre "el documento integrado ", uno de los primeros estudios que se realizaban en España sobre lo que luego se llamaría multimedia.

El "jefe" era miembro del tribunal. Una norma de los años 80 y 90 del siglo pasado. Pero, el " jefe" no era el presidente del tribunal. 

En un clima de mucha tensión, se realizó el acto  académico  con la aprobación de cuatro de sus miembros y el voto en contra de uno de ellos.
Resultado: obtuve "sobresaliente" por mayoría, no por unanimidad.
El "jefe" vió frustrado su intento de liquidarme, pero tenía conciencia, plena conciencia,  desde mucho antes de ese acto académico, que yo no sería nunca uno de sus peones. Pero también era  tan consciente como yo, de que tenía una segunda oportunidad para asesinarme académicamente.

SEGUNDO INTENTO DE COMETER EL CRIMEN. 

Se fustró de entrada porque según la normativa de la época (1991) el tribunal debía estar constituido por dos miembros de la misma universidad y tres por obra del azar.

Al "jefe" le correspondía ser el presidente  de esta comisión; el otro miembro de mi departamento era una persona amiga. Mi titularidad dependía del azar. Cuán cercanos o no, estaban del "jefe". 

Tuve 4 votos a favor y uno en contra.  Ese día de 1991, comprendí por qué muchos talentos quedaban fuera del sistema y muchas, pero muchxs mediocres, son profesores/as universitarixs.

EL CRIMEN PERFECTO

Finalmente, el crimen se comete. 
Tenía una buena trayectoria en el campo  de la educomunicación.   Fui responsable de grupos y movimientos  en este campo. Tenía publicaciones, investigaciones y docencia en universidades  como el MIT pero, lo más importante, tenía 4 votos en contra  y sólo uno a favor. 

Si  hubiera tenido una trayectoria  mediocre o lamentable, pero hubiera tenido, por lo menos 3 votos a favor, hoy sería catedrático. Pero yo no sería Roberto Aparici. 

Ese tribunal que me votó en contra, pertenecía al clan del "jefe", es decir al "padrino".

En los últimos 30 años  mejoraron algunas cosas , pero muchas siguen igual  y muchos  de lxs más talentosxs, se han buscado la vida académica fuera de España. 

El "jefe" se ha jubilado, pero sigue actuando y sus discípulos continúan  " su obra".

Una aclaración muy importante: Marlon Brando interpretaba un papel, realizaba una actuación en "El padrino", "el jefe" no actuaba. "El jefe" fue el jefe  durante más de 30 años.

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