domingo, 19 de junio de 2022

Testimonio de una victima de la mafia de "guante blanco".

Roberto Aparici


Yo he sido una de las tantas víctimas de la mafia académica  que ,en varias oportunidades, intentaron hacerme desaparecer de la vida universitaria.

Estos individuos a los que califico  como "maestros" de Vito Corleone suelen tener a su mujer y/o hijos dentro de la universidad. La familia directa significa votos a su favor a la hora de votaciones o decisiones que necesitan el apoyo de la mayoría, especialmente, si Don  Vito es director/a del departamento. 

No odio a quienes me quisieron liquidar ni tengo necesidad de venganza.  Siento la necesidad  de hacer público que ura trama académica mafiosa puede estar presente en todos  los niveles de una universidad: departamentos,  decanatos, institutos, centros tecnológicos, vicerrectorados, rectorados...y es imprescindible que se conozcan estas actividades irregulares que permanecen  bien ocultas.

Si alguien se atreve a denunciar alguna de  estas irregularidades, administrativas o económicas sin ser funcionarix  está condenado hasta el fin de sus días de una renovación de contrato; por ejemplo, y, si es funcionarix  será aisladx  o marginado por considerarlx enemigx a los intereses del departamento. Excepto que se produjera un profundo cambio cambio estructural. Algo muy difícil que ocurra porque lxs herederxs  del jefe ,no sólo su familia de sangre sino y, sobre todo, su "familia adoptiva"  en las acciones  realizadas, intentarán continuar su actividad depredadora adecuada al nuevo contexto.

Los actos mafiosos que conocemos a diario a nivel político, económico o tecnológico se dan también en las universidades de una manera especial y específica para que sigan siendo valoradas por  ranking de calidad y no por el nivel de mafia que esconden sus paredes.

Sí . La mafia académica es una realidad, invisibilizada desde siempre. Casi nadie o nadie se atreve a denunciar estos hechos porque no existe dentro ni fuera  de las universidades  quienes  se atrevan  a proteger  a quienes denuncien estas irregularidades.

En mi caso  particular, cuando realicé una denuncia por persecución ideológica ante el rectorado, se nombró a un mediador para que llegáramos a un acuerdo e "hiciéramos las paces".
El mediador era un catedrático  de Psicología y el procedimiento que se tomó es que este episodio no saliera de la universidad. Sí, para que todo siguiera igual como todos  los días.

1 comentario:

  1. No me extraña nada el desenlace: tapar y ocultar para que parezca que todo es limpio y correcto. ¡Así vamos!

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